Las sociedades agrícolas se hacen más complejas
A medida que se iban solucionando algunos problemas en cada una de las aldeas, aparecían
otros a los que había que enfrentar. Si todos debían participar en la producción de alimentos,
¿quiénes trabajarían en las obras de regadío? ¿Cómo se organizarían? La respuesta más probable
es que las aldeas vecinas decidieran trabajar juntas: era necesario que cada una aportara
hombres para diseñar las obras, mientras las mujeres trabajaban la tierra, ocupando los espacios
que esos hombres dejaban para ir a trabajar en los ríos. Posiblemente, la aldea más grande, la más
rica y la que aportaba más cantidad de mano de obra para los trabajos de regadío terminó
transformándose en el centro de organización de las tareas y el lugar donde se guardaba el alimento
cosechado.
Con el tiempo, los almacenes donde se guardaban las cosechas se transformaron en lugares
sagrados para estas aldeas, templos donde, según creían, los dioses protegían sus alimentos.
Así, la aldea que organizaba, distribuía y almacenaba las cosechas logró tener más poder que
las otras. Poco a poco, esa aldea fue creciendo, mientras las otras seguían organizadas como
pequeñas aldeas que dependían de ella.
Adaptado de Cuaderno de trabajo Nº 2 Ciencias Sociales, 3er Ciclo Rural,
Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario